domingo, 10 de abril de 2011

El final para algo que no comenzó


Gustavo añoraba un marcianito fosforescente para su cumpleaños fue en ese entonces cuando Francisca recordó aquella historia que le ocurrió tiempo atrás, en la época de colegio. Vivía una de las etapas mas decisivas de su vida, la adolescencia; en donde la amistad y el amor juegan un rol importante entonces fue ahí que conoció a Alfonso, un joven sensible, alegre y por sobretodo aficionado a los extraterrestres.
Se encontraba en el nuevo colegio, en un nuevo curso, desde ese entonces lo recordaría para siempre. El amor y el desamor son algo muy común en la adolescencia, Francisca lo sabría tiempo después. Joaquín a quien solo mencionare en esta historia no era el muchacho destinado para ella.
Alfonso logró integrarse rápidamente al curso, sin tenerlo previsto se enamoró de Francisca y se gano su corazón. Jamás lograron concretar algo, se sinceraban juego tras juego, pero siempre algo o alguien faltaba que les ayudara a definir algo, tal vez su comienzo. Nadie sabia concretamente que pensaba Alfonso y que sentía Francisca con el termino del año llego la graduación junto a ello vino el cambio de colegio y sin poder remediarlo la separación...
Gustavo tironeo del brazo a su madre y le mostró el marcianito que anhelaba, entraron a la tienda y Francisca se encontró frente a frente con su pasado que estaba detrás del  mostrador, miro a Gustavo y recordó que no era sangre del pasado, ya que de ser así todo hubiera sido muy diferente...

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